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Encuestas en Twitter y su incidencia en el ámbito de las elecciones en Argentina

Juan Nicolini

Juan Nicolini

encuestas twitter - consultora interactua

Días antes de las elecciones generales de Octubre, Twitter sumó como herramienta a las cuentas de usuarios, la posibilidad de confeccionar encuestas simples (con sólo dos opciones), anónimas y con una duración de sólo 24 hs. Evidentemente, su bautismo de fuego en Argentina fue la tendencia electoral.

La creatividad de los usuarios no se hizo esperar y al poco tiempo los medios de comunicación, así como personajes mediáticos con amplia audiencia, utilizaron la misma herramienta, pero con una particularidad: la pusieron al mismo nivel de las encuestas tradicionales, lo que les brindó mayor protagonismo aún cuando los pronósticos de éstas últimas fallaron con gran margen.

A partir de éste suceso es cuando los profesionales de Social Media que conocemos bien esta red social, comenzamos a preguntarnos si Twitter, tal como lo conocemos, puede cumplir con esas expectativas… dicho en criollo: ¿es Twitter realmente un termómetro social?

Analicemos los diferentes factores:

  • La muestra del análisis. Tenemos 4 millones y medio de usuarios de Twitter Argentina sobre un total de 32 millones de votantes. Estas cifras superarían un 14% si soñáramos que todos los tuiteros registrados en nuestro país fueran mayores de 16 años y sólo tuvieran una cuenta. La realidad es que no sólo muchas de ellas están inactivas sino que también una misma persona puede tener varias cuentas… eso sin contar los bots (programa informático que realiza funciones muy diversas, imitando el comportamiento de un humano) y los trolls (ver definición en nuestra nota 10 tipos de trolls 2.0)
  • La segmentación demográfica. Las encuestas son anónimas y no pueden segmentarse o limitarse demográficamente, por lo que entre los encuestados pueden figurar extranjeros. El público de Twitter está compuesto generalmente por estudiantes, profesionales, celebridades y personas ligadas a la comunicación, por lo que Doña Rosa prácticamente no está representada. Y sin llegar a hacer un juicio que relacione al usuario de Twitter con determinada ideología o posición política, es considerable que no todos los estratos socioeconómicos son tuiteros, ya que su uso mayoritariamente mobile ejerce una limitación a aquellas personas que no cuentan con un smartphone.
  • El alcance. Evidentemente una plataforma que te permite obtener  más de 50 mil opiniones a tu encuesta en menos de 24 hs, más allá de los vicios que hoy por hoy tenga, debe ser tenida en cuenta. Uno de las grandes críticas que, históricamente, se le realizan a las grandes encuestadoras es la de centralizar las encuestas en las grandes ciudades (desde el rating, pasando por niveles de educación, intenciones de voto, etc.). Hoy se puede llegar con una pregunta a todo el territorio que queremos analizar. También se le otorga al encuestado la posibilidad de opinar desde el celular, la facultad, su casa, etc, incentivando a aquél que tiene sus reservas temas delicados a poder opinar (por algo Twitter es la red de los opinólogos).
  • La reputación del impulsor de la encuesta. Las encuestas off-line, si bien, mejor segmentadas, toman como muestra un universo de menos de 1.000 personas. La de Fantino, por poner un ejemplo, en Twitter llegó casi a 100.000… Por lo tanto, hay una cuestión empática: uno llega a la encuesta a través de alguien que sigue, por decisión propia, no te frenan en la calle cuando vas apurado o te llaman a tu casa cuando estás durmiendo. La pregunta está ahí, en el momento que decidís navegar, y la hace una persona que te interesa. Eso al menos, asegura otra predisposición a la acción de contestar.

Reuniendo todos estos factores ¿podríamos hablar de un muestreo significativo en Twitter? Y si así lo es ¿no deberíamos realizar un análisis sociocultural previo sobre el usuario de esta plataforma?

Sin llegar a hacer un juicio que relacione al usuario de Twitter con determinada ideología o posición política, es considerable que no todos los estratos sociales son tuiteros. Entonces, ¿estamos hablando realmente de una clase económica media a alta? ¿el tuitero tiene una mejor base educativa? Y si fuese así, enfocándonos solamente en el tema electoral ¿hace realmente a la diferencia de representatividad para cada candidato? ¿A Scioli realmente lo vota un sector de la sociedad con menores recursos económicos y culturales? ¿Esto explica por qué tanto si a las encuestas las hace un opositor como un oficialista terminan dando los mismos resultados?

Sería muy diferente si las encuestas se realizaran en Facebook, ¿no?

Si tenemos en cuenta todo lo dicho anteriormente, el rigor científico de las encuestas en Twitter se va escapando como arena entre los dedos, quedando sujeto a quién hizo la encuesta, quiénes lo siguen, la veracidad de las cuentas que votan, y la representatividad de la muestra.

La alternativa está, entendemos, en el estudio de cada uno de los factores, y entendiendo a las encuestas en Twitter como una herramienta con sus potencialidades y sus limitaciones. El desafío será, para investigadores y metodólogos, ser creativos y evaluar las posibilidades, exigiendo en la práctica que la plataforma se amolde a sus usarios. De esta manera podrán darle a las encuestas de Twitter aquello que les falta para ser un verdadero termómetro social.

¿Pueden entonces las redes sociales ser consideradas como correspondencia de la realidad?

Estamos exigiendo y esperando que ellas respondan a las reglas convencionales, que sean dignas de ser tomadas en serio. Más botones, más acciones… Seamos nosotros quienes organicemos las actitudes para utilizarlas con el mejor provecho social y cultural. El primer paso, es sacarnos los prejuicios y entenderlas en su totalidad, sin subestimarlas pero tampoco, brindándoles facultades y poderes que empíricamente, no tienen.

Juan Nicolini Romina Moine

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