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Lo políticamente incorrecto de la política en redes sociales

Interactúa | Agencia Digital

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Cada vez más empresas, personalidades e instituciones se están dando cuenta de que tienen que tener presencia en el ámbito digital y, en el mejor de los casos, de que tienen que ponerlas en manos de profesionales (community managers) para gestionar y sostener un diálogo con la comunidad. Sin dudas, el CM es quien posee el conocimiento y las herramientas para llevar a cabo una estrategia sólida de comunicación, y alcanzar así los objetivos. El ámbito de la política, en donde es tan necesario el contacto con la sociedad, también se ha abierto con mucho interés al mundo de las redes sociales, siendo hoy una necesidad para los políticos tener presencia en las mismas. Ya sea un candidato o un electo, hay ciertas cuestiones que deben tener en cuenta.

 

 

Un político, por sobre todas las cosas, es un actor social fundamental en el sistema republicano y democrático en el que convivimos, que está lejos de ser el ideal pero que es la herramienta en la que un ciudadano puede aspirar a representar y trabajar para otros ciudadanos en beneficio de toda la comunidad. El marketing político se orientó a las redes sociales, ya que indiscutiblemente es hoy el gran foro por excelencia, lo que es a la vez una ventaja y una desventaja si no se sabe cómo manejarse.

Si un político desea reforzar su imagen para ganar una elección debe darse a conocer, o si quiere mantener el status de ganador debe seguir marcando presencia, por eso las redes sociales son esencialmente el mejor espacio para complementar la propia actividad, pero implica que debe hacerse un correcto uso de ellas.

 

Carisma y empatía, pero no solo en las redes

Un político debe tener la sabiduría de derivar el manejo de sus redes sociales a un CM idóneo, no solo para que analice resultados y modere con la sociedad (adherentes y detractores) sino también para no restarle tiempo a las actividades propias del mundo de la política. Reemplazar el contacto real con la gente y volcarse a las redes no es para nada la idea. Las redes sociales son solo un medio más para comunicarse y estar en contacto con la gente, facilitan muchas cosas y contribuyen a tener mayor trato directo con la gente. El carisma y la empatía se siguen demostrando en el contacto cara a cara con la gente a la que representa o aspira a hacerlo.

 

Del ridículo no se vuelve

A esta altura, es obvio decirlo. El especial cuidado de un político y su equipo de comunicación debe estar en los detalles que, si se pasan por alto, pueden generar una gran crisis de imagen, que en política se paga caro. Las imágenes y los textos deben mostrar empatía, positivismo, apertura, y no dejar lugar a la doble interpretación. Aunque hay gente dedicada a buscar polémica a cualquier costo y políticos que construyen su imagen desde la conflictividad y el tono belicoso, lo normal sería enfocarse siempre en el diálogo y el entendimiento.

El mundo de la política es “a cara de perro” en donde la competencia está siempre al salto para bajarte de posición y subir en las encuestas. Un error grave en redes sociales puede destruir en vez de respaldar todo lo trabajado en la calle y los barrios.

 

El Estado, el partido y la persona

Este punto implica algo que es superior a cualquier conocimiento y aptitud, tanto del político como de su equipo de comunicación: la ética. Es comunicacional y éticamente reprochable que un político electo confunda Estado/gobierno (gestión), lo partidario y lo personal y -tristemente- suele ocurrir con demasiada frecuencia. Es bastante más común en gestiones municipales con tendencia al caudillismo y el culto a la imagen.

Muchas gestiones de gobierno y -lo que es peor- los administradores de sus páginas, tienden a confundir el Estado con cuestiones partidarias. Por eso podemos ver páginas en Facebook institucionales de un municipio haciendo publicaciones de tinte partidista y crítico a la oposición, o ensalzando la figura del caudillo, cuando un perfil institucional solo debería responder a comunicar hechos y cuestiones de la administración temporal del Estado (gobierno) sin centralizar especialmente en quien esté a cargo en dicho momento. Una inauguración, una política pública, información general, y otras cuestiones relativas son las que deben primar.

También es desaconsejable que un político o aspirante a ganar una contienda electoral centralice su perfil en mostrar su vida doméstica. Si bien es un buen recurso, abusar de ello quita seriedad y parece que la figura está “en otra” y no en los problemas de la ciudadanía. La Navidad, los días del padre y la madre, alguna fecha en particular, suelen ser buenas ocasiones para mostrar ese costado humano pero siempre teniendo en cuenta los criterios mencionados a lo largo de la nota, prestando atención a que es tan solo uno de los tantos recursos pero no el único, y que lo importante está en el trabajo que es lo que respalda todo.

 

En conclusión, cualquier persona o grupo político que desee éxito en su campaña, debe trabajar y estar en contacto con la gente. Pero desatender la parte comunicacional y relegar la presencia en redes sociales, priorizando los medios tradicionales o dándoles una administración mediocre e intermitente es un gran error, sobre todo cuando hay profesionales en el área que pueden hacerlo perfectamente. Eso también es hacer una buena elección.

 

Alan Laursen
Redactor y Community Manager Político
Consultora Interactúa

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